Ciego y sin manos por una explosión. Alberto Villalba es un joven de Teruel. Trabajaba como mecánico y hace 9 años, cuando sólo tenía 21, perdió la vista y las manos. El accidente se produjo cuando le explotó una granada de la guerra civil mientras limpiaba, junto a su padre, el garaje de una vecina llena de cajas y trastos viejos. Un accidente que le cambió la vida pero que no le dejó postrado ni sin esperanza.
El joven, amante del deporte y del campo, ha vuelto a ejercitar sus músculos para ser capaz de adaptar su prótesis a llevar la correa de su perro guía. Ser capaz de ejercer la presión suficiente para sujetar a Xabat, un perro labrador entrenado para darle autonomía.
El perro y el arnés adecuado
Elisenda Stewart es instructora de perros guía en la escuela de la Fundación ONCE de Madrid. Lleva 30 años en ello y califica como "simbiosis mágica" la conexión entre Alberto y Xabat desde el primer momento que se encontraron.
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Elisenda asegura que el perro es "noble, sólido y compacto, paciente y fácil de manejar con la voz". Algo imprescindible para Alberto, que tiene que colocarle los arneses con la prótesis de su mano izquierda y el muñón de la derecha. En esa labor puede tardar unos 20 minutos.
Para llegar a esta simbiosis han hecho falta meses de trabajo por videoconferencias, viajes a Teruel y dar mil vueltas a un arnés convencional para que una persona sin manos y con prótesis pudiera manejarlo sin la sensibilidad que tenemos en los dedos. "Yo practicaba con mis codos, como si fueran sus muñones, para ver la efectividad de cada modificación", cuenta Elisenda. Mucha creatividad para adaptar cada cierre y cada correa que Alberto tiene que ajustarse para salir a la calle él solo con su perro.
Un "traje" a medida
La dificultad venía con los materiales y enganches tradicionales. Necesitaban adaptarlos y reforzarlos. Para ello Elisenda ha contado con la ayuda de Emilio Asiaín Canalejas. Sastre y bordador, de familia de sastres que no dudó ni un momento, de forma desinteresada, "en formar un equipo y dar hilo y dirección a la máquina de coser". Junto a Elisenda y Alberto diseñó y reformuló cada material y cada agarre que hacía falta para que Alberto pudiera manejar a Xabat sin problema. Cuenta cómo el "salir del modelo convencional para hacer algo singular" le ha llenado. "Adaptar los velcros, los enganches, pasar 4 o 5 horas hablando del beneficio de una correa o pedir el material a una fábrica alemana ha sido una experiencia muy motivadora."
Emilio define con la palabra 'emoción' la experiencia de trabajar con Alberto.
"La motivación es ver a una persona que lucha por dejar de ser dependiente y tener su libertad. Él es quien tira de nosotros."
(Emilio Asiaín Canalejas)
Su libertad compensa nuestros desvelos
"El tesón de Alberto y su espíritu de superación y libertad compensa todos mis desvelos". Es lo que asegura Elisenda, quien reconoce que este ha sido uno de los retos más difíciles a los que se ha enfrentado. Asegura que "salir de su área de confort y verle caminar solo con Xabat por la calle hace que todo merezca la pena". Un mensaje similar al que traslada Emilio, el sastre. Asegura que esta experiencia le ha cambiado y que día a día continúa trabajando encantado para seguir mejorando la sujeción de Alberto y su perro para adaptarla cada día a sus necesidades.