El esposo de Nieves es un conductor famoso de TV de México, ella nos comparte su versión de cómo el Santo Rosario es poderoso para hacer volver a los esposos a los senderos de Dios.
Nos comparte en esta entrevista cómo también gracias al rezo del Santo Rosario logró quedar embarazada después de cinco abortos involuntarios.
Nieves no duda que el tiempo y la perseverancia en la oración logran grandes milagros y les recuerda a todas las esposas que pueden rescatar a sus esposos perdidos en los vicios y pecados.
Ella está segura de que con la ayuda de la Virgen María, logró que su esposo dejara un mundo de vicios, de fama y perdición por rezar todos los días el Santo Rosario.
Nieves, háblanos un poco sobre ti.
Me llamo Nieves Santisteban, nací en la Ciudad de México y me casé a los 25 años. Mi marido es famoso, yo no.
Él se dedica a los medios de comunicación desde hace 30 años, tenemos tres hijos y estoy muy agradecida con Dios y con la Santísima Virgen porque salvó mi matrimonio. Estaba perdida.
No es común tu nombre, ¿quién lo eligió?
Mi madrina decidió llamarme así, mi mamá aceptó y por eso soy María de las Nieves.
¿Qué ha significado para ti ese nombre?
En el año 2000 hubo un Jubileo en Roma, fui con mi marido y compré un rosario que decía Basílica Santa María la Mayor María de las Nieves, ¡y me quedé helada!
¿Tú sabes que la Basílica de santa María la Mayor en Roma está dedicada a santa María de las Nieves? Un 5 de agosto nevó en Roma y ahí se construyó la Basílica en el siglo V.
Todo fue por el sueño de un matrimonio que no tenía hijos y, junto con el Papa, coincidieron en que se hiciera esa Basílica a la Virgen. Ahí está el Belén de Jesús, así que, soy dichosa de llamarme así.
¿Cómo eras en tu juventud y adolescencia?
Vengo de una familia católica practicante. Íbamos a misa, pero cuando llegué a la universidad tuve influencia anticlerical que me alejó de Dios. Conocí a Esteban a los 22 años y nos casamos a los 25.
Cuando teníamos tres años de casados perdí mi primer bebé y me enojé mucho con Dios, porque me había costado mucho quedarme embarazada y, además, al quedar embarazada había regresado a misa.
Mi marido regresó a misa hasta los nueve años de casados con un milagro que me hizo la Virgen.
Con él fui a misa hasta que nos casamos y, una vez que lo hicimos, dejamos de ir a misa los dos y pagué muy caro ese precio. Por eso, hoy aprecio muchísimo los sacramentos.
¿Por qué decidieron no ir a misa?
Estaba mal formada. No apreciaba la misa, iba por obligación y cuando mi marido dijo “dejemos de ir a misa”, yo acepté.
Pero, cuando quedé embarazada de mi segundo hijo, fue cuando verdaderamente me acerqué a Dios y le pedí perdón por mi enojo.
Cuando mi hijo nació, invitaron a Esteban a hacer radio y el famoso “Calabozo”, el programa de televisión.
Entonces, mi vida dio un giro de 180 grados y, cuando él se vuelve muy famoso, yo perdí cuatro bebés consecutivamente.
Cuando perdí los primeros tres, me invitaron a una plática de Medjugorje en México y, en esa plática, la Virgen pidió que rezáramos el rosario todos los días. Yo estaba sufriendo mucho.
Mi marido cada vez tenía más fama y sentía que mi matrimonio se acababa.
Recé el rosario, le pedí mucho a la Virgen, en el momento más crítico de mi matrimonio, por él.
Y mi marido recapacitó, me pidió perdón y regresó milagrosamente a misa después de nueve años de casados.
Recapacitó a los pocos días de que yo me pusiera de rodillas ante la Virgen y le dijera: “Te ruego, regrésame a mi marido, ya no lo reconozco
Desde entonces, no ha parado de ir a misa, a pesar de que muchos años después dio testimonio de conversión.
¿Cómo viviste la fama de tu esposo?
Él en ese momento era muy joven y se desubicó muchísimo. Y yo, estaba muy aterrizada por la pérdida de mis bebés, porque no entendía qué me estaba pasando.
Pero cuando mi marido se empezó a perder más y más, me di cuenta de que tenía que rezar por mi matrimonio.
Y me acogí a la Virgen con todo el corazón, rezando a diario el rosario. Y me hizo el milagro. Mi marido regresó un día a casa y me dijo:
Eso fue mientras estaba en “El Calabozo”, lo que quiere decir que recapacitó a los pocos días de que yo me pusiera de rodillas ante la Virgen y le dijera: “Te ruego, regrésame a mi marido, ya no lo reconozco”.
Gracias a Dios, se dio cuenta de que ese mundo falso en el que vivía era lo que le perjudicaba. Regresó a misa los domingos y renunció al programa.
¿Estaba en un “calabozo”?
Así es. Estaba en un calabozo de fama y éxito.
¿Cuál fue de la explicación médica del porqué perdías a esos hijos?
Después de este milagro, aparte de perder al quinto bebé, me dijeron que yo soy perfecta donante de órganos de él, y él mío, entonces, mi sistema inmunológico mataba a mis bebés.
Pero gracias a que lo descubrieron, yo pude tener dos hijas más y hoy tenemos tres hijos y estamos muy felices y muy agradecidos con Dios.
¿Cuál fue la actitud de Esteban cuando te pidió perdón?
Estaba asombrado porque había perdido piso y se dio cuenta de que la fama y el éxito no lo habían llevado a nada importante y sin embargo estaba dejando su lado importante que éramos yo y su hijo de cuatro años.
¿Tú le enseñante a rezar el rosario?
Sí. Pasan los años y empieza a hacer programas peores que El Calabozo. Había uno que se llamaba “Trapitos al sol”, que era de espectáculos, y otro igual en Miami.
A Miami nos fuimos a vivir primero un año y después cinco y esos cinco años, para mí fueron muy importantes porque allá conocí a los Heraldos del Evangelio que fueron los que me evangelizaron.
Estando allá, seguí rezando a diario el rosario y, en el 2005, tras 11 años de mi primera conversión en México, por primera vez fui a Medjugorje.
Al llegar a Medjugorje la Virgen pide el ayuno y decidí ayunar por mi marido una vez por semana hasta que él se convirtiera.
Al año de estar ayunando, a él le ofrecieron un aumento del 80% en su sueldo y renunció. Fue un milagro.
Cuando él me dijo que había renunciado y roto su contrato, no le creí. Yo llevaba de rodillas cuatro años para que no lo renovara.
Porque a mí me indignaba mucho ese trabajo, porque no se vale que los medios de comunicación destrocen familias.
Yo lo viví en carne propia. Cuando tuve problemas con mi marido, recibí muchos ataques de los medios. Entonces, invité a mi marido a Medjugorje y allá vivió una verdadera conversión.
¿Él quería ir?
No quería ir, se fue engañado. Le dije que iríamos a Europa en un viaje de siete días, pero en realidad estuvimos siete noches en Medjugorje y una en París.
Se enteró cuando llegamos al aeropuerto y dijo: “yo no voy”. Y milagrosamente la Virgen me ayudó.
Llegamos al aeropuerto, registramos las maletas, nos subimos al avión, no me hablaba y le dije:
“Mira, Esteban, no vas a estar siete noches en Medjugorje si no quieres estar ahí. Te prometo invitarte las noches que quieras en Dubrovnik que es una ciudad bellísima”.
Pero cuando llegamos a Dubrovnik la maleta de Esteban no llegó y Dios se encargó de atraparlo en Medjugorje hasta que llegara su maleta.
El día de la aparición, Esteban vive una experiencia muy fuerte con una niña posesa.
Él no creía en nada y me decía: “A qué vamos, es pura mentira, te están engañando, no creas en eso”.
Entonces, estando ahí, la niña empezó a expulsar el demonio y Esteban la tenía muy cerca.
Entre cuatro adultos la intentaron sacar del recinto y mientras más se acercaban a la salida, más se acercaban a Esteban.
Entonces, la niña volteó y le dijo: “¿Y tú qué haces aquí Esteban?” Imagínate el susto y la reacción.
Ahí fue cuando empezó su conversión: participó, rezó el rosario, se consagró a la Virgen e hizo muchas otras acciones que no hubiera hecho de no haber vivido la experiencia.
¿Cuál es el sentir de una esposa que ve que su esposo está perdido?
Yo me fui acercando lentamente a Dios y no me di cuenta en qué momento se perdió. Pero sabía que tenía que rezar mucho por él.
A todo el mundo le pedía que me ayudaran a rezar por él. Los que iban conmigo a la peregrinación en Medjugorje se dieron cuenta de que lo llevé engañado y todos comenzaron a orar por él.
¿Qué fue lo que te enamoró de Esteban?
Lo conocí en 1985 y me enamoró su simpatía. Tiene un don muy grande y no lo ha perdido.