El 23 de septiembre de 1512, el Papa Julio II concedió al Monasterio de Santo Toribio de Liébana el privilegio de celebrar su propio Año Jubilar, reconociendo la importancia de esta reliquia. Al hacerlo, estaba convirtiendo al monasterio en uno de los cinco lugares santos de la cristiandad (junto con Roma, Jerusalén, Santiago de Compostela y Caravaca de la Cruz), con derecho a celebrar un año Santo Jubilar cada siete años.
Santa Elena y la Santa Cruz
La Vera Cruz, según la tradición, fue encontrada por Santa Elena de Constantinopla, la madre del emperador Constantino, en Jerusalén alrededor del año 326. Ordenó la demolición de un templo romano que se encontraba en el Gólgota y la excavación de un depósito donde los romanos desecharon de cruces después de la ejecución de los prisioneros. Reconoció la Vera Cruz (cuenta la Leyenda Dorada) cuando un muerto resucitó después de entrar en contacto con ella. El texto dice:
Como explica Mónica Arrizabalaga en su artículo para ABC, el Itinerarium de Lady Egeria describe minuciosamente cómo la reliquia de la Santa Cruz ya era sacada en procesión el Viernes Santo a finales del siglo IV.
En Los números 74 y 75, "La veneración de la cruz", dice así:
La Cruz llega a Europa
Si bien la reliquia se mantuvo en Jerusalén, fragmentos de la misma ya habían llegado a Europa ya en el siglo V, como en el caso del famoso monasterio de la Santa Cruz en Poitiers, Francia. Pero el fragmento más grande de la reliquia de la Santa Cruz fue llevado a España, desde Jerusalén (o desde Roma, según otros), por San Toribio de Astorga.
Liebana
El sitio web del monasterio explica que la reliquia es parte del brazo izquierdo de la Santa Cruz. Conserva el hueco donde fue clavada la mano de Cristo.
Cuenta la tradición que tras la muerte de Toribio, sus reliquias y las de la cruz fueron llevadas a un monasterio de Liébana (el Monasterio de Santo Toribio de Liébana), donde se guarda y venera la reliquia en la actualidad. Otras versiones explican que la cruz fue trasladada de Astorga a Liébana mucho más tarde, en el siglo VIII, para protegerla de los invasores musulmanes.
En el siglo XVI, la madera se cortó cuidadosamente, se le dio forma de cruz y se colocó en el relicario de plata en el que se guarda actualmente. La madera es de ciprés mediterráneo (Cupressus sempervirens). Al ser extremadamente longevos, se ha informado que algunos de estos árboles tienen más de 1,000 años.
Con 24 pulgadas de alto, 14 pulgadas de ancho y casi 1,5 pulgadas de grosor, es la reliquia más grande que se conserva de la cruz de Cristo (incluso más grande que la que se conserva en la Basílica de San Pedro en Roma).