No descubrimos nada si hablamos del uso de la lectura en voz alta, puesto que ya en la Antigüedad grecorromana se practicaba este tipo de lectura para comunicar noticias y que estas llegasen a todo el mundo, incluso a los que no sabían leer.
A partir de ahí, esta práctica se mantuvo en el tiempo, dedicada a un amplio abanico de público, y sirvió de vía de transmisión de diferentes textos que iban reproduciéndose de progenitores a descendientes.
Con el paso de los siglos, la lectura en voz alta ya no era solo un modo de transmitir una noticia a los que no sabían leer, sino que pasó a ser un tiempo de recreo y diversión, tanto para analfabetos como para los que sabían leer. Tan asociada estaba la letra con la voz y el oír, que incluso la lectura solitaria se hacía en voz alta.
Por desgracia, esta práctica se ha ido diluyendo en nuestros días, dejando paso a la lectura individual en papel o pantalla y con ello se han perdido muchos de sus múltiples beneficios.
Ya en 1945, Henry John Chaytor, en su libro From script to print, se aventuraba en esos tiempos a decir que nos hemos vuelto incapaces de concebir el lenguaje sino en su forma escrita.
Actualmente, existe una oposición entre la lectura oral-auditiva y la lectura silenciosa, puramente ocular. A lo largo de la historia se pueden ver dos vías de evolución:
Diferentes estudios como el de John Hutton Home Reading Environment and Brain Activation in Preschool Children Listening to Stories (2015) demuestran que existe una buena y estrecha relación entre la lectura en voz alta y la alfabetización temprana.
La lectura en voz alta es la actividad por excelencia que realmente ayuda a tener un buen dominio de la lengua y favorece la conciencia fonológica (es decir, es la conciencia que cada persona tiene sobre cada uno de los sonidos que posee su lengua, por lo que se establece un vínculo entre la letra y el sonido) y la aliteración (nos damos cuenta de que repetimos un sonido y "eso suena mal" o somos capaces de emplearlo para decir algo con gracia): todas ellas son cualidades muy importantes para la pre-alfabetización.
Son muchos los beneficios de la lectura en voz alta en edades tempranas. Vamos a citar algunos:
-Otorga al niño patrones lingüísticos más sofisticados.
-Aumenta la capacidad de análisis y de memorización del niño.
-Concede al niño un interés por las palabras y frases (uso de palabras, conjugaciones de verbos).
-Abre la mente del niño a la imaginación y la creatividad.
Sin embargo, lo más importante es la conexión que se establece dentro de la unidad familiar. Fijar una rutina y hábito familiar de lectura permite que la lectura se convierta en una actividad relajante y placentera y de ahí en una motivación y pasión por leer.
De este modo, los momentos mágicos en los que se van pasando páginas en los libros y se abren charlas y conversaciones, se convertirán en verdaderos tesoros de lazos familiares, así como en una experiencia única de desarrollo del lenguaje para los más pequeños.
Pero, ¿cómo comenzar con esta práctica? ¿Cómo aprovechar sus beneficios? ¿Qué libros elegir según la edad?
Mem Fox, en su libro Leer como por arte de magia, nos regala una serie de pautas para poder sacar el máximo partido a la lectura en voz alta. También en el libro La magia de leer en voz alta la autora, Meghan Cox, periodista especializada en literatura infantil en The Wall Street Journal, desvela a través de estudios científicos los maravillosos beneficios que la lectura en voz alta aportará a personas de todas las edades.
Por otro lado, existen cuentas en Instagram que ofrecen contenido útil y valioso para los padres que quieran iniciarse en la práctica de la lectura en voz alta. Por ejemplo, Belén Aguilera a través de su cuenta @leemecuentosmama regala poemarios descargables mensuales y muchos trucos o experiencias personales sobre el tipo de libros más recomendables o el método de lectura según la edad del niño.
Es importante poner al alcance de nuestros hijos cuentos de calidad literaria y repletos de belleza: