A veces tenemos poco tiempo para reunirnos como familia y hablar a fondo de nuestra historia. Como familia hemos de saber quiénes somos, y, en esa misma medida, saber a dónde vamos, eso nos ayudará, entre muchas otras cosas, a fortalecer lazos familiares.
El proyecto educativo familiar es tan importante que se ha hecho un estudio en Family Narrative. Su carencia solo aporta indefinición familiar. En cambio, a partir de una explícita conversación familiar, se construye lo que podríamos denominar la misión familiar.
¿Cómo propiciar la misión familiar?
Hay sucesos en la historia familiar que los padres conocen, con sus respectivas historias, pero los hijos no. Los hijos saben vagamente algún detalle de la vida de los abuelos; y a los primos que viven lejos ni los sitúan en su imaginario. De ahí la importancia de hablar de ello. El niño va a comenzar a estructurar su identidad, su auto-comprensión desde ahí: en la lógica y continuidad de una vida familiar.
Desde esas conversaciones, va a descubrir el mundo familiar y el mundo en general. Le ayudarán a descubrir el bien y también la contradicción. Los momentos buenos del pasado y quizá algún acontecimiento que supuso luchar para resolver un gran problema.
Beneficios reconocidos por la ciencia social
La ciencia social dice que los chicos a partir de las historias familiares -y las subsiguientes conversaciones que surgirán a partir de estas- no solo hablarán mejor (leerán mejor), con más finura y precisión, sino que crecerán en autoestima. También crecerán en bienestar, sentido de pertenencia, y control de sus propias vidas.
Padres e hijos juntos
No hay que asustar a los hijos. Hay que lograr, padres e hijos juntos, tomar conciencia de cuáles son los valores, las pautas, las virtudes familiares que sirven para afrontar la vida. La narrativa familiar es un camino con un sinfín de aprendizajes. Y no educarán tanto las peleas, ni los gritos. Quienes subrayarán la identidad y la misión familiar serán los relatos explicados sosegadamente. Desde luego la sobremesa es una el momento ideal.
Pueden ser charlas desde cómo se conocieron sus abuelos, cuándo se casaron, así como anécdotas curiosas, entre otras más.
Importante: las preguntas de los hijos
También debe haber un espacio en el cual, los más pequeños, puedan hacer preguntas sobre su familia, de esta forma generarán más interés y pertenencia.
Con este tipo de experiencias, está comprobado, los lazos de la familia se estrechan y fortalecen. Y los hijos calibran la importancia del núcleo familiar y ahí, en el conocimiento de los elementos que lo definen y estructuran, se sienten seguros. ¿Proyecto educativo familiar?, por supuesto, pero en el seno de la historia (o historias) familiares. Si estas historias inspiradoras (aun en las dificultades) se acompasan con el ejemplo de los padres, los mayores, abuelos, tíos, entonces, estamos educando de verdad.
Las fotos son elementos privilegiados, las cartas, los retratos, algunos muebles, libros. Todo se debe enraizar en la historia familiar que también configura un presente y un futuro familiar. Ahí se encajan las creencias, la fe, la confianza en Dios; o la búsqueda de Dios.