El Papa Francisco en la homilía de la Misa celebrada el 6 de enero de 2024 en la solemnidad de la Epifanía. Tomando a los Magos como modelo para la Iglesia, nos animó a ponernos en camino para buscar a Dios "en las realidades de cada día".
En presencia de cerca de 6 mil fieles (según la Oficina de Prensa de la Santa Sede), el Pontífice presidió la Misa de la Epifanía, celebrada en el Altar de la Confesión por el cardenal Luis Antonio Tagle, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización. En su homilía, el Papa recordó que los Magos que vinieron a adorar al Niño Jesús en su pesebre eran "la imagen de los pueblos en camino en busca de Dios", que también están llamados a esta "peregrinación humana, de la distancia a la cercanía".
Como los Magos que contemplaron la estrella para encontrar el pesebre de Belén, explicó, los cristianos deben levantar la mirada en busca de Dios, y no caminar "cabizbajos, rehenes de nuestros fracasos y arrepentimientos" o "hambrientos de bienes y consuelos mundanos". El Pontífice expresó también este deseo para toda la Iglesia: "en lugar de dividirnos según nuestras ideas, estamos llamados a volver a poner a Dios en el centro".
Al concluir su texto, el Papa advirtió contra la "ideología eclesiástica", pidiendo que se abandone para encontrar "el sentido de la Santa Madre Iglesia". Frente a una tendencia que reduce la fe a "un conjunto de prácticas religiosas o a una vestidura exterior", la luz de Dios ilumina a los "apasionados buscadores del rostro del Señor y testigos de su Evangelio", afirmó.
Seguir a los reyes de Oriente, continuó el Papa Francisco, significa también "recorrer los caminos del mundo como testigos del Evangelio". Advirtió del riesgo de encontrarnos "inmóviles en alguna bella teoría religiosa" y animó, en cambio, a buscar "signos de su presencia en las realidades de cada día y, sobre todo, encontrando y tocando la carne de nuestros hermanos y hermanas". "Contemplar a Dios es hermoso, pero solo es fecundo si nos arriesgamos", exclamó.
Adorar a Cristo
Por último, el ejemplo de los tres Reyes Magos que vinieron a adorar a Cristo Rey nos anima a contemplar el misterio de un "rey que vino a servirnos, un Dios que se hizo hombre, que se compadece de nosotros, que sufre con nosotros y muere por nosotros", dijo el Papa.
Lamentando la pérdida del hábito de la adoración en la Iglesia, animó a los cristianos a "adorar al Dios que viene en la pequeñez, que habita en la normalidad de nuestros hogares, que muere por amor".
Redescubramos el gusto por la oración de adoración"
Mirar hacia arriba, ponerse en camino y adorar como los Magos "requiere valentía", concluyó el Papa, citando a Benedicto XVI.