San Alberto Chmielowski fue uno de los santos más influyentes en la vida de san Juan Pablo II. Fue un gran defensor de los pobres y los que sufren en Cracovia (Polonia), llegando incluso a vivir con ellos y a morir en el refugio que fundó.
Un santo pintor
El Papa santo conocía bien la vida de san Alberto porque, como él, era polaco. En su libro autobiográfico Don y Misterio, escribió:
"Como es sabido, Fray Alberto era pintor: había realizado sus estudios en Munich. El patrimonio artístico que dejó muestra que tenía un gran talento. Sin embargo, en un cierto momento de su vida este hombre rompe con el arte porque comprende que Dios lo llama a tareas más importantes".
Al servicio de los más desafortunados
También se sintió llamado por Dios a servir a los desafortunados de su comunidad local. Conocía el sufrimiento, pues desde los 18 años le habían amputado una pierna durante una insurrección.
San Juan Pablo II alabó su corazón caritativo cuando lo canonizó el 12 de noviembre de 1989:
"En este servicio incansable y heroico en favor de los desfavorecidos encontró por fin su camino. Encontró a Cristo. Tomó sobre sí su yugo y su carga; y no fue solo 'uno que hace caridad', sino que se convirtió en el hermano de aquellos a quienes servía. Su hermano. El 'hermano gris', como le llamaban".
San Alberto fue fundador de las congregaciones de hermanas y hermanos albertinos y, además, un verdadero hermano de los pobres y los sin techo, viviendo con ellos en un refugio que él mismo creó. Incluso murió en ese refugio el día de Navidad, el 25 de diciembre de 1916, pasando sus últimos momentos con sus hermanos, los pobres.
Ejemplo inspirador para otro santo
Su ejemplo inspiró tanto a san Juan Pablo II que escribió una obra sobre él, como explica Filip Mazurczak para el National Catholic Register:
"En 1949, el joven padre Karol Wojtyła escribió una obra de teatro sobre él titulada El hermano de nuestro Dios. Una leyenda urbana cracoviana contaba que el Hermano Alberto conoció a Vladimir Lenin (que vivió en Cracovia tras ser expulsado de Rusia) y debatió con él sobre la mejor manera de aliviar la pobreza. La obra presenta diálogos imaginarios entre el santo y el revolucionario comunista (llamado "el Extranjero"), que muestran poderosamente la diferencia entre el planteamiento cristiano y el marxista: El primero sostiene que la pobreza puede superarse viendo la imagen de Dios en el individuo, mientras que el segundo reduce todo a la lucha de clases y sostiene que hay que derrocar violentamente a los ricos".
Cabe recordar que al joven Karol Wojtyla le gustaban el teatro y la literatura, por eso escribió:
“Para mí su figura fue determinante, porque encontré en él un particular apoyo espiritual y un ejemplo en mi alejamiento del arte, de la literatura y del teatro, por la elección radical de la vocación al sacerdocio”.
Su feliz canonización
Felizmente, san Juan Pablo II dijo que "una de las alegrías más grandes que he tenido como Papa ha sido la de elevar al honor de los altares a este pobrecito de Cracovia con hábito gris", primero con su beatificación en Polonia en 1983 y luego con la canonización en Roma el 12 de noviembre de 1989.
A pesar de haber muerto en Navidad, la Iglesia celebra la fiesta de San Alberto Chmielowski el 17 de junio.