"La toxicomanía no se reducirá liberalizando el uso de las drogas", afirmó el Papa Francisco en la Audiencia General del 26 de junio de 2024. Con motivo del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, que celebran hoy las Naciones Unidas, dedicó su catequesis a esta "trágica situación", calificando a los narcotraficantes de "asesinos".
Insólitamente, el Papa Francisco quiso dedicar esta audiencia al fenómeno social de la droga, interrumpiendo incluso su meditación sobre el Espíritu Santo. "La droga pisotea la dignidad humana", dijo, recurriendo a las enseñanzas de sus predecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI para describir la trágica historia de las personas que sufren adicción a las drogas y atacar a los narcotraficantes.
"Son asesinos", exclamó espontáneamente el Papa, denunciando la lógica del poder y del dinero que guía a estos "traficantes de muertos". Subrayó los efectos devastadores de la droga en la sociedad, pero también en el medio ambiente, afirmando que ya son visibles "en la cuenca del Amazonas".
"La adicción no se reducirá liberalizando el consumo de drogas -¡eso es una fantasía! - como se ha propuesto, o ya se ha aplicado, en algunos países", dijo el Pontífice. Pidiendo un "acto de valentía por parte de toda la sociedad", calificó de "deber moral" detener la producción y el tráfico de drogas.
El Papa también destacó la labor de numerosas comunidades católicas para la rehabilitación de drogodependientes, así como los numerosos esfuerzos realizados por las conferencias episcopales para promover políticas "justas" para el tratamiento de las víctimas de la droga y la lucha contra el narcotráfico. Puso el ejemplo de una red latinoamericana (PLAPA) que lucha para que se tengan en cuenta todas las adicciones, en particular las pornográficas y digitales, así como el trabajo de los obispos del sur de África en la protección de los jóvenes.
Nuevos llamamientos a la oración por la paz
Esta audiencia general en la plaza de San Pedro, bajo un sol de verano, podría ser la última que celebre el Pontífice antes del mes de vacaciones que suele durar todo julio. Al final de la audiencia, el Pontífice hizo un llamamiento para que "las vacaciones que comienzan sean una oportunidad no solo para el descanso físico, sino también para la renovación espiritual".
También pidió a los cristianos que aprovechen la próxima fiesta de los santos Pedro y Pablo, el 29 de junio, para rezar por la paz en Ucrania, Tierra Santa y Myanmar.