Una Sagrada Familia para una familia numerosa. La idea no fue premeditada. Fue más bien un caso de dejarse llevar por la inspiración divina. El pasado agosto, Marc, parisino de 54 años, casado y con dos hijas, recibió un mensaje en el WhatsApp familiar de una prima, Marine, que buscaba compradores para un icono escrito por su cuñada, la hermana Judith Catta, monja experta en el arte de la pintura de iconos.
Después de pensarlo, Marc sugirió que varias personas lo compraran para su familia, con vistas a pasarlo de casa en casa. "Un icono de la Sagrada Familia para rezar por nuestra familia tenía sentido", dice. Muchos primos respondieron con entusiasmo.
"Cuando Marc sugirió conservar el icono para nuestra familia, me pareció una obviedad. Cada vez que pensaba en él, sentía paz y alegría en mi corazón. Cuando lo recibimos, me quedé impresionada por su belleza", dice una de las primas, Lidwine, casada y madre de cuatro hijos, que vive en Vienne, al sur de Lyon.
Marc creó un fondo de ayuda. "En tres semanas habíamos reunido la suma necesaria", recuerda. Desde entonces, el icono ha pasado de tío a sobrino, de sobrina a tía, de primo a primo, permaneciendo en cada familia una o dos semanas. "No hay reglas", dice Marie, otra prima casada y madre de cinco hijos que acogió el icono el invierno pasado en Lyon.
"La idea era perfectamente factible en la medida en que somos una familia numerosa y nos reunimos con regularidad", señala Marc. De hecho, Marc tiene 40 primos hermanos (sin contar a los "primos segundos"), para quienes los lazos familiares son primordiales. Esta preocupación por la familia le viene de su abuela, Madeleine, que solía agasajar a sus numerosos descendientes en su casa, cerca de Lyon.
"En los últimos años de su vida, nos transmitió un pequeño testamento espiritual, escrito por ella misma, en el que pedía que permaneciéramos unidos", confiesa.
Frutos insospechados
Acoger el icono de la familia en casa es una oportunidad para que los primos recen juntos en un ambiente íntimo, ¡algo bastante raro! "Me lo trajo mi hermana y enseguida lo confiamos a nuestras familias y a nuestra familia ampliada. Fue como una pequeña Visitación", confiesa Lidwine.
Asimismo, para Marie, la entrega fue una oportunidad para rezar con su tía: "Cuando fui a recoger el icono de manos de mi tía, las dos pasamos un rato rezando. Fue un momento muy fuerte, porque, aparte de las Misas de boda, ¡nunca había rezado con mi tía! Una vez en casa, Marie presentó el icono a sus hijos, y todas las noches la familia se reunía en torno a él para rezar.
"Representa los dos tesoros que nos legaron nuestros abuelos: la fe y los lazos familiares"
Un cuadernillo contiene las intenciones de oración de la familia, una forma maravillosa de rezar unos por otros.
"Rezar delante de este icono tiene una dimensión especial, porque piensas que muchos de tus primos han rezado o van a rezar delante de él. También representa los dos tesoros que nos legaron nuestros abuelos: la fe y los lazos familiares, dos pilares hacia los que queremos tender", dice Marie.
Muy a menudo, el traspaso tiene lugar en cenas o reuniones entre primos, primadas que terminan con una oración conjunta ante el icono familiar. "Así se llega a primos más o menos alejados de la fe", dice Marie.
Esta influencia se extiende incluso más allá del círculo familiar, como puede atestiguar Lidwine: "El icono estaba expuesto en nuestro salón y todos los visitantes podían admirarlo. Después de contarles la historia del icono, les pedía que rezaran delante de él. Nunca pensé que iría más allá de nuestra familia… Una simple oración a la Sagrada Familia, un Ave María y un rato de silencio.
Varias personas nos dijeron que les había impresionado. Es esta discreta audacia de la Sagrada Familia la que nos invita a cada uno de nosotros a confiarnos al Señor".