¿Dónde está Jesús?
Me encanta escuchar con atención las homilías de los sacerdotes, siempre aprendo cosas interesantes.
Esta tarde, en la misa de 6:00 p.m. por ejemplo, durante su homilía en la iglesia de Lourdes, el padre Antonio hizo una pregunta que nos dejó reflexionando:
Mi mente viajó a las Sagradas Escrituras y allí encontré algunas repuestas.
Siempre que tengo inquietudes acudo a mi gastada Biblia y allí están las repuestas. Por eso aconsejo a los católicos que abran sus Biblias y la lean. Dios tiene mucho que decirnos en la Biblia, pero no lo estamos escuchando.
¿Dónde encontramos a Jesús?
1EN LA EUCARISTÍA
Busquemos en la Biblia Mateo 26, 26-28
Más claro que el agua en una tinaja, en la santa Eucaristía está Jesús VIVO. Se encuentra presente en cada hostia consagrada por un sacerdote católico. Y es algo tan serio que se nos advierte:
El Catecismo 1378 nos dice: “En la liturgia de la misa expresamos nuestra fe en la presencia real de Cristo bajo las especies de pan y de vino”.
2MORANDO EN NOSOTROS
Cada vez que comulgas devotamente y en gracia de Dios te conviertes en un sagrario vivo. Además tenemos una promesa extraordinaria. Está en Juan 14, 23:
3EN MEDIO NUESTRO
Una maravillosa referencia sobre dónde encontrar a Jesús está a la vista en Mateo 18, 20:
Jesús camina a nuestro lado y no somos capaces de reconocerlo. Nos ocurre igual que a aquellos discípulos que iban camino de Emaús. Si supieras cuántas veces lo has tenido a tu lado...
4EN EL PRÓJIMO QUE SUFRE
¿Sigues con tu Biblia en la mano? Si aún no la tienes anda a buscarla. Esto se pone interesante. Vamos a ver lo que nos dice Mateo 25:
5EN LOS POBRES
A muchos santos se les apareció Jesús en la forma de un pobre, seguro tratando de hacerles comprender dónde podían encontrarlo.
Recuerdo un relato sobre un hombre que deseaba ver a Jesús y lo invitó a su casa para cenar. Un pobre tocó la puerta de su casa y lo echó. Así se sucedieron uno tras otro y al final el mismo Jesús se apareció:
—Maestro, ¿por qué no llegaste?
—Cinco veces toqué tu puerta y cinco veces me echaste de tu casa.
Me hizo recordar las palabras de un santo que admiro mucho, san Alberto Hurtado. ¿Lo conoces?
Fue un sacerdote chileno. Solía decir: “El pobre es Cristo”. Me encantaba reflexionar sobre esas simple palabras: “El Pobre es Cristo”.
Cristo vaga por nuestras calles en la persona de tantos pobres dolientes, enfermos, desalojados de su mísero conventillo. Cristo, acurrucado bajo los puentes en la persona de tantos niños. ¡Cristo no tiene hogar! ¿No queremos dárselo nosotros? “Lo que hagan al menor de los pequeños, a Mí lo hacen”, ha dicho Jesús.
El prójimo, el pobre en especial es Cristo en persona. El pobre suplementero, el lustrabotas, la mujercita de tuberculosis piojosa es Cristo. El borracho… no nos escandalicemos: es Cristo. Insultarlo, burlarse de él, despreciarlo, es despreciar a Cristo.
Por eso cada vez que un pobre se acerca a mí trato de verlo con los ojos del alma para reconocer a Cristo en él.
¡Qué bueno eres Jesús!
¿A dónde más piensas que podemos encontrar a Jesús? Escríbeme y cuéntame. Te dejo mi email personal: cv2decastro@hotmail.com
¿Puedo pedirte un favor? Cuando vayas a verlo al Sagrario dile: “Jesús, Claudio te manda saludos”.