El pasado 27 de junio se celebró la fiesta de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, advocación mariana que también se destaca por ser la patrona de Haití, uno de los países más pobres –y por lo general olvidados- de América Latina.
Es que en medio de las vicisitudes del continente –ya sea sociales, económicas o políticas- donde suelen ser noticia situaciones dolorosas que acontecen en países como Venezuela, Nicaragua, Cuba (incluso más hacia el sur como Perú, Ecuador y hasta Argentina), la realidad de los habitantes de Haití suele pasar desapercibida para el grueso del planeta.
En medio de esto, como nota de esperanza, el trabajo incansable –aunque también sin demasiada repercusión- de los misioneros que acompañan desde siempre el dolor de los que más sufren.
No obstante, a pesar de todo esto, en los últimos meses la situación de Haití –que hace poco más de 10 años sí ocupó la atención internacional de manera radical tras uno de los terremotos más devastadores de la última década- ha llamado un poco más la atención por la creciente ola de violencia desatada por las pandillas.
La Iglesia de Brasil solidaria
Recientemente, desde la Iglesia de Brasil, se hizo pública una misiva en la que los obispos expresan solidaridad ante una situación que incluso ha dificultado la entrega de ayuda y apoyo humanitario.
En ese sentido, los obispos brasileños recordaron que los asesinatos, secuestros (varios sacerdotes y religiosos han sido víctimas) y acciones de estos grupos delictivos se han hecho comunes y cotidianos en Haití.
Los obispos también lamentaron profundamente el cierre en Haití de la misión brasileña debido a que la falta de seguridad provocó que religiosos tuvieran que regresar a su país.
«Junto con la iglesia en Haití, sufrimos tantos dolores y sufrimientos a los que está siendo sometido el pueblo, especialmente los más pobres», expresaron los obispos.
Oración y amistad fraterna
En base a la actualidad pautada por la violencia en Haití, la Iglesia de Brasil volvió a enfatizar aquello de la cercanía y sentimientos de esperanza.
«A todos los cristianos haitianos, deseamos permanecer unidos a través de nuestra oración y amistad fraterna. Clamamos al Divino Espíritu Santo para que siga inspirando valor y perseverancia en los corazones de todos en la búsqueda de la justicia y la paz. ¡Que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro interceda por todos! En espíritu de fraternidad y oración», finalizaron los obispos brasileños su mensaje sobre una realidad presente y dolorosa que sufren muchos habitantes en Haití.
Mensaje completo de los obispos (en portugués) aquí